Vagando en las calles.

Caminaba sin rumbo por las calles de Verona. Un brillante sol iluminaba el medio día. No conocía a casi nadie de la ciudad, por lo que me atreví a tocar en algunas puertas para conocer personas. Sin embargo, no había encontrado a alguien que educadamente me abriera las puertas de su hogar. Intenté en una casa más. Golpeé con el puño ligeramente. Un apuesto joven apareció delante de mí.
-Hola, perdona que te moleste. Me llamo Cosette y soy nueva en la ciudad.-dije sonriendo.

Estaba tranquilo en casa,mis padres y hermanos habían salido a no se donde,y yo como siempre me negué a ir con ellos a sus reuniones de ricos e importantes.Asique me puse a leer y a tocar el piano.Las cosas que hacia yo normalmente en casa.

Los trabajadores,estaban por ahí en la cocina,en el huerto y demás sitios arreglando cosas.Por lo que en la casa solo estabamos yo y la que limpiaba y arreglaba las habitaciones.Me dirigía a mi habitación,cuando el tocar de la puerta me hizo ir hasta ella.

La abrí sin esperar a que algun pobre criado lo hiciera por mí.Una joven,de pelo castaño y unos bonitos ojos se encontraba tras mi puerta.Me extrañó un poco,no esperaba a nadie y creo que mis padres tampoco.Pero mis dudas se vieron resueltas cuando dijo que era nueva en la ciudad.

-Hola,yo soy Angelo un placer conocerla.-como siempre tomé su mano y besé su dorso,como hacia con casi todas las damas a las que conocía.-¿Quereís pasar?.-le pregunté abriendo de par en par la puerta,quizás quisiera conocer a alguien,por lo que a mi tampoco me vendría mal hacer nuevas amistades.

-Claro, me encantaría pasar Angelo.-comenté- sabes, no conozco a muchas personas en la ciudad y pasaba a visitar algunas casas. Me encantaría saber todo sobre ti ¿Has vivido aquí durante toda tu vida?-pregunté.

Cerré la puerta tras que ella entrara y escuché su historia mientras la conducía a lo que era el salón principal.Después ordené con una mano y una sonrisa a Gabriele(la que ordenaba nuestras habitaciones),que trajera algo para beber o tomar mientras hablabamos.

-Bueno pues,llevo aqui bastante poco,hara unas semanas o así.-como pensaba se me había olvidado totalmente el día en el que vivíamos.-¿Y a vos que os trae por Verona?.-luego recordé que ella no me había dicho su nombre.-...Por cierto,¿cómo os llamais?.-dije antes de que pudiera contestar a la otra pregunta que le había formulado.

Llegamos al gran salón y la invité a sentarse en uno de los sofás para yo después sentarme en el de enfrente,para que hablar fuera más cómdo.

Me senté en un cómodo sofá. Luego el apuesto joven tomó asiento.
-Ya os he dicho mi nombre, querido Angelo. Me llamo Cosette y vengo desde Francia huyendo de mi antigua vida.-bajé la vista. Pude notar como mi acompañante se notaba curioso por saber la historia, así que proseguí.-Soy pintora, en algún momento fui muy reconocida en Europa, pero mi madre se aprovechó de ese talento y me obligó, durante muchos años, a trabajar para ella, pintando noche y día. Huí de Francia para buscar suerte en otro país. ¡Cuanto me encantaría toparme con personas diferentes, que me aprecien por lo que soy!-dije en un lamento. Enjugué una lágrima.

¿Me había dicho ya su nombre?,vaya si que andaba despistado,o quien sabes quizás debería de ejercitar un poco más la memoria...
Oí con atención su triste historia,la verdad parecía tener el aspecto de un artista frustrado.No para menos si su madre la agobiaba tanto,yo hubiera dejado de pintar hacia ya mucho tiempo.Sin embargo,me parecía una magnífica habilidad la suya,yo era malisimo en eso,pero era bueno en otras cosas.Se podría decir que coincidiamos en gustos en algunos aspectos.

Me entró cierta curiosidad por saber como pintaba,pero me desconcentré de esos pensamientos cuando ví que una lágrima se escaba por su rostro.

-Oh,vamos no lloreís.Hay gente muy ilusa en el mundo que no sabe lo que otros son capaces de hacer,pero por ellos no debeís preocuparos.-hice un intento de consuelo aunque la verdad no se me daba nada bien.Entonces se me ocurrió una idea.

-¿Teneís ya trabajo por aqui?.-pretendía "contratarla" de alguna manera si se podía.

Traté de controlarme. Las palabras de tan educado hombre me consolaron rápidamente. Le dedicqué una ligera sonrisa.
-¿Trabajo? ¡Oh no! Para nada. Logré conseguir un lugar donde vivir, ya que conocí a una joven muy generosa llamada Tahyra, más, no tengo nada de dinero, me acabé lo poco que poseía en la primera semana.

¿Tahyra?,asique por lo visto Verona era un pañuelo.Yo también sabía de ella,pero no quise mencionarlo no se por educación supongo.La verdad aquella chica me daba algo de pena,todo el mundo tenía derecho a tener un lugar donde vivir y dinero con el que poder vivir.

-¿Quierés trabajar aqui?.-le propuse a la chica sin pensarmelo dos veces,estaba seguro de que a mis padres les encantaría tener a una pintora en casa y a mí mucho más.-Tu sueldo,será normal,ni muy bajo ni muy alto,lo normal en estos casos si os parece bien,claro.-me quedé callado esperando su respuesta.

De verdad que este era mi día de suerte. Jamás había podido obtener un trabajo tan rápido.
-¡Claro!-grité emocionada. Mi sorpresa fue tanta que lo abracé con fuerza. Segundas más tarde me parcaté de mia trevimiento.
-Lo lamento-me disculpé sonrojada- ahora eres mi patrón, perdone usted este comportamiento.-dije inclinandome.

Me abrazó cuando le ofrecí el trabajo y aceptó,no se que hacia yo pero siempre terminaba con un abrazo.Sonreí ante la idea,la verdad no me molestaba.Vi como la chica se inclinaba y se disculpaba por abrazarme.A lo que yo la corregí inmediatamente.

-No teneís que inclinar la cabeza ni nada,para mi sois igual que yo.-la verdad no pensaba en que nadie fuera inferior a otro da igual la clase social que fuera.Sonreí amablemente y con corrdialidad.

-¿Qué os parece si empezaís mañana?.-por el contrario si quería empezar hoy no había problema,pero esque ya era algo tarde.Tampoco había problema por donde se podría quedar a dormir,si ella gustaba se podría quedar aqui,aunque claro en los aposentos de la servidumbre,aunque me molestaba que esos aposentos estuvieran en mal estado,si por mi fuera estarían como so fuera el mío.

-Perfecto, mañana será. Traeré algunos oleos para iniciar.-dije sonriendo.
Vi que ya era algo tarde.
-¿Os gustaría acompañarme a cenar a casa de Tahyra?-pregunté- A ella no le molestará en lo absoluto.