El puerto de verona (Alguien con quien aun no alla hablado)

Una de las cosas mas preciosas que poseia Verona era su playa. Realmente una belleza muy cautivadora, aunque irremediablemente vacia.

Tenia revueltos los pensamientos, y estaba obstinada de muchas cosas, salir de mi hogar como lo hice fue una menuda irreverencia, pero esperaba ver a alguien normal por aqui.

Mi vestido de hoy era Blanco grisaceo, y muy sencillo, a decir verdad era de tejidos, y me gustaba parecer normal entre las pocas personas que se encontraban.

Comenzaron a caer muchas gotas de agua. Si llovia quiza me aclaria los pensamientos, por tanto me quede allí, quieta, viendo el mar hasta perderme en el Horizonte cuando una voz amigable me hablo.

Salí a caminar. Buscaba inspiración para un nuevo cuadro. Fui al puerto y me maravillé de la hermosura del lugar. Una jovencita estaba allí, sola. Era una escena bellísima. Me acerqué a ella.
-Hola-dije- ¿cual es tu nombre?

Una amigable joven se paro a mi lado. Estabamos justo en plena playa mas no me importo. Al parecer si habia alguien interesante por allí.

-Hola- dije con acento español, procurando no sonar con la estupida vocesita de mando.- Soy Antonella. Y vos?

Ella se sento a mi lado, como andaba vestida eramos iguales, cosa que por mi primera vez me gusto. Ser normal y tener un igual, estoy seria divertido.

-Hola me llamo Cosette. Como podrás darte cuenta por mi acento soy francesa. ¿Que te trae por este hermoso lugar Antonella?-dije amablemente. Me senté al lado de la joven y las dos vimos meterse el sol por el horizonte, en el bello cielo naranja.

-Pensar,- le conteste francamente.- Amo ver el mar, escucharlo ocupa tu mente dandole paso al vacio y calma necesarios- eso habia sido pateticamente poetico

Ella era quieta, tranquila y relajada mejor que cualquiera de la realeza. No queria volver a abrir la boca con esa palabra ^condesa^. Sacudí mi cabeza y un mareo me siguio. Me tumbe en la arena a ver el sol, sin que se diese cuanta de lo palida que posiblemente estaba.

-Cosette... Lindo y que haceis por aqui vos?

-Caminar es uno de los mayores placeres que existen. Por lo regular camino sin rumbo y suelo encontrar inspiración para pintar cosas distintas.-
La chica me miró.
-Apenas conozco venecia, llegué hace 3 semanas. Y tu, ¿eres de esta ciudad?-pregunté.

-No e venido un par de veces, llegue aqui hace ya dos meses... Y soy de... Venezia- dije, no queria que supiese que de Venecia veia la yo condesa.

-Vine porque... Estoy enferma, y los medicos alla son muy costosos,- seguí con mitad mentira mitad verdad- ¿Y vos sois de...?

-Francia. Tampoco tengo demasiado dinero- dije sonriendo- los lujos no son lo mío. ¿De que estás enferma?-pregunté curiosa.

-Una de las pestes.- le dije sinceramente,- son "gripes" o algo así acaban conmigo cada vez que me atacan a decir verdad.

Pensé en mis lujos. Los borre de mi mente inmediatamente, los pasillos de mi casa vinieron a mi mente, al igual que los candelabros en las cenas, todo se resumia a nada si contaba mi enfermedad. Como siempre que alguien merecia mi confianza, saque de mi pequeña bolsa una pulsera al azar y se la tendí, era de cuero y tenia unos cuantos diamentes, fuerte y valioso. Se lo tendí queriendoselo regalar.

-¿Qué es esto?-pregunté asombrada al ver un objeto resplandeciente que Antonella sacó de su bolso. Parecía ser una pulsera.

-Un regalo.-le dije, tome su mano, y le se la coloque.- Es que... Siempre tengo muchas de estas en esta bolsita.- dije moviendo de un lado al otro la bosilla atada a mi cintura.- Siempre lo hago cuando conosco a alguien... Que sea buena.- Le sonreí.

Agradecí la confianza con una sonrisa, aunque en definitiva me sorprendió mucho. Por su ropa la chica se notaba de mi misma clase social, solo sus delicados razgos la hacían notar de la nobleza.
-No es común que alguien regale sus joyas al azar, te agradezco mucho por la consideración, pero si me permites el atrevimiento, me gustaría que fueras sincera. ¿Qué acaso perteneces a una familia adinerada?-pregunté.

Me encogí de hombros.

-Soy... de la nobleza Veneciana. Y prima de Paris Escala.- Dije tumbandome en la arena despreocupadamente.

Me hubiese gustado no tener que decirle nada, pero no iba a mentirle. En venecia era alguien, en Verona tambien y en España mejor ni para que pensarlo. Le tendí mi bolsita.

-Siempre ayudo a los artesanos comprandoles de sus trabajos, y se los doy a la gente sincera.- dije,- si te parece muy "lujoso" podes coger otro. De veras trato de no ser tan egocentrica en el sentido de "adinerada" de hecho todo es herencia, yo poco e hecho y pues... Siento no habertelo dicho antes Cosette.

Posiblemente me sonroje dado que me aturdia que me preguntasen eso cuando no estaba muy bien.

-¿Que has dicho?- me tomó por sorpresa-pareces ser alguien tan común como yo por tus vestidos, son tus delicados razgos los que delatan tu nobleza. ¿Porqué no me has dicho antes que eres de posición acomodada?-pregunté.
¿Había acaso una historia detrás de esa joven de dulce mirada?

-Porque lo odio. - le conteste. - No sabes las muchas cosas que solo me han pasado en una corte real.

Voltee mi collar de "B" reluciendo el costoso medallon. Y movi mi tobillera de forma que la cascabel sono.

-Estas son las unicas cosas que me hacen sentirme feliz de no tener dinero.- le dije tocando mi collar, agareando la bolsita llena de artesanias, y meando la tobillera.

Ella me veía sorprendida y curiosa. - Vamos pregunta que no muerdo- Me reí dsifrutando de la arena.

-Vaya que es extraño. En verdad me tienes consternada. Cuentame mas de ti -dije- ya que hemos entrado en confianza, podré contarte también mi historia.
Me puse cómoda a su lado y junté los talones.

Le sonreí, disfrutando de la arena

-No se que contarte, mi vida a tenido sus alti bajos y son muchos...

Pensé en los viajes, en mi hermana, en conocer a mi familia, y a la realeza, ademas de mi primer amor en serio no queria contar todo y no sabia que decirle.

-Hagamos un trato, yo pregunto cosas de ti, y cuando me conteste, preguntaras algo, ¿Vale? Así fue como me entere de muchas cosas. Vamos empiezas vis.

-Perfecto, me agrada esa idea. He hecho muchas preguntas que te traen recuerdos amargos, así que quisiera enmendarlo. ¿Cúal es tu recuerdo más feliz?-pregunté con una sonrisa.

lo pense por mucho. No era que tuviese mucho, luego decidi que mi alma seria quien dijiera eso.

-Cuando... Me informaron que sucederia a mi padre, como condesa, en vez de mi hermana. Me demostro lo fuerte que soy.- Derroche el tono caracteristico de la realieza, pero era lo mas alegre que evnia a mi mente-- Aunque tambien fue la primera vez que vine aquí, tenia ocho años... Me toca... ¿Cual es el tuyo?

-El mejor recuerdo que tengo es aquel momento en que siendo muy pequeña, paseaba por las calles de París y al llegar a un hermoso parque encontré un caballete. Detrás de el, un hombre de mediana edad trazaba el paisaje en el lienzo. Me senté a su lado por un buen rato y lo observé con detenimiento. El hombre terminó de pintar un hermoso cuadro de un color verde brillante, con sombras en tonos bermellón. Al ver mi asombro ante tal obra, ese artista me regaló dos pinceles. Desde ese día me enamoré de la pintura y por eso decidí dedicar mi vida a ella.-
Suspiré al recordar tan buena época.
-Mi siguiente pregunta es...¿Qué es lo que quisieras cambiar en tu vida?

-Ser la segunda hija.- dije sin pensarlo.

Si mi hermana fuese despues de mi, yo ya estuviese casada y nombrada, con ella ahi metida arruinandome estaba perdida. Nunca pensaria en cambiar mi vida como tal solo el orden.

-Eres artista! oh eso es bueno, ya te conoceran por el talento que asumo que tienes... ¿Que quisieras agregar o repetir de tu vida?- Pregunte cambiando levemente la pregunta.

-Quisiera agregarle amigos. Nunca he podido confiar en las personas. Muchos me han defraudado. ¿Porque quisieras ser la primera hija?-pregunté

Pude sentir como mi corazon se detenia levemente. No queria decirselo, no al menos todo pero el juego lo habia sugerido yo.

-Porque mi hermana, Florencia, hizo que yo no me casase, ella me... Traiciono. Y entonces nos odiamos. Por eso persigo a Verona, ella odia esta ciudad, y si Della Escala me deja, ser titulada aqui, lejos de ella.

Yo no odiaba a Florencia, aunque ganas de matarla no me habian faltado.

-¿Que te han hecho? ¿Porque no confias?- pregunte presionando mi collar contra mi mano, lastimandome para no llorar o algo asi.

-Las personas en las que deposité mi confianza me traicionaron vilmente. Mi madre se aprovechó de mi talento en la pintura y mantuvo encerrada por varios años pintando noche y día mientras ella vendía mis cuadros y se enriquecía. Hace unos meses puse salir de ese infierno y ahora me encuentro aquí, buscando personas en las cuales pueda confiar...-dije pero se me hizo un nudo en la garganta y no pude continuar.

La joven amablemente colocó su mano sobre mi hombro.

-Pareces estar enferma, ¿Qué padeces?-pregunté.

Realeza o no era humana por tanto quize que no siguiera, en parte la entendia, mas de una vez mi madre habia estado llorando porque su hermano era explotado o algo asi cuando yo era niña.

-Si, las pestes que ahora se dan como te dije. Es raro aqui me va bien en Venecia no puedo ni respirar- dije riendome. - ¿Y que vas a hacer por aqui?- aventure, desde hace mucho que necesitaba compañia.

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